Por el camino de la transformación


En 2006, consumado el fraude que impuso en la Presidencia a Felipe Calderón surge como respuesta de la sociedad un movimiento de resistencia civil pacífica que canalizarla la indignación y sentaría las bases para la organización de los sectores de la sociedad comprometidos con el cambio pacífico del país.

La RCP mantuvo con dignidad la decisión de no reconocer bajo ninguna circunstancia al gobierno espurio y avanzó en el proceso organizativo hasta llegar al punto que, para seguir avanzando, se requería tomar decisiones trascendentales.

Cuando al interior del movimiento de resistencia civil pacífica se planteó la disyuntiva entre mantener una organización al margen de las instituciones del Estado Mexicano o formar un partido político para competir, en condiciones o inequitativas, se produjó un amplio debate entre quienes defendían cada una de las posiciones.

Sabíamos que conformar un partido ponía al movimiento en el riesgo de contagiarse de las malas prácticas del sistema de partidos mexicano: corrupción, amiguismo, arribismo, agencia de colocaciones, influyentismo y más etcétera.

La otra opción, mantenernos como movimiento popular, nos hubiera llevado a un desgaste natural sujeto a los vaivenes de la política y hubiera limitado nuestra participación en comicios al forzarnos a celebrar acuerdos electoreros con los partidos de "izquierda" con registro oficial.

La decisión no fue sencilla, requeríamos independencia política para impulsar el Proyecto de Nación con el que estábamos comprometidos pero requeríamos de la fortaleza de la movilización social que ya no creía en los institutos políticos.

Con el concepto de Partido - Movimiento creímos resolver el problema y tener las ventajas que cada alternativa presentaba; no consideramos que también íbamos a cargar con todos los vicios de ambas.

En el "partido" no existe aún la institucionalidad requerida y muchos militantes, con el gen priista muy activo todavía, sólo buscan usar a nuestro partido como trampolín. 
El "movimiento" se encuentra desmovilizado y centra su esperanza en que el, ahora, partido fuerte cumpla con sus expectativas.

¿Qué hacer?
¿Cómo logramos mantener un partido sano que pueda convivir con un movimiento popular independiente y demandante?
Son sólo un par de preguntas, que las preguntas no se queden sin responder y tengamos la inteligencia para fortalecer al movimiento de resistencia y a su brazo electoral morena.

Nos queda poco tiempo y en el 2021 se definirá el futuro de la cuarta transformación.

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